viernes, diciembre 10, 2004

yo tenía 10 perritos: primera parte (la sucesión de lo inevitable)

Muerte, creo que la primera vez que me di cuenta que iba a morir. Fue cuando tenía 5 años. Una ocasión extraña; de vacaciones en Puebla, mi madre hablaba extasiada de cómo mientras nos hospedábamos en casa de mi tía Raquel, podríamos observar los OVNIS desde el techo por la noche (aparentemente en ese momento había muchos avistamientos desde Puebla).

Mi madre hablaba de naves nodrizas, de intraterrestres malvados, de conspiración intergaláctica, de teoría de la panspermia, del caballo de Troya, de el fin de los días… todo, mientras yo me sacaba sangre de los dedos de tanto morderme las uñas por la ansiedad. Continuaba mi madre hablando del espacio, de la vida en otros lugares, de la venida de un Jesucristo yuppie extraterrestre en el Apocalipsis. El pensamiento me acechó: ¿tengo fecha de caducidad?, el fin del mundo, marcianitos malvados entre nosotros, ¡no voy a vivir para ver carros voladores! Y eso lo desencadenó todo, vagos recuerdos, la escalera enorme de la casona de mi tía, fantasía de Disney antes de dormir, y la bala inesquivable apuntando a mis sienes. Mientras, mi mamá alababa a los centauros homosexuales de la pantalla, si claro yo moriría, igual la música es buena; quizás no hoy, quizás no mañana, o quizás si, mañana.

No dormí esa noche, y recuerdo esos días en Puebla con tonos sombríos y malolientes. La noche no acabo por una semana. Solo después de esos días y tras estar de vuelta en casa, la oscuridad se retiró. La muerte estuvo jugando conmigo, me torturó, me hizo ver que tan finito soy dimensionalmente (digo, vivo poco y no estoy tan gordo). Pero igual, si no trasciendo y no tengo certeza de seguir existiendo en un afterlife, mínimo existo a sabiendas de que no conozco el final y de que no hay certeza de que mis pensamientos no queden grabados en una nube de electrones en algún lugar del universo.

Al final llegarán los OVNIS del Apocalipsis y Jesucristo tendra la lista de los agraciados en su pocket PC, marcianitos dominarán la tierra, serpientes nos comerán el hígado y habrá que correr entre los círculos, pero al fin, eso no lo verán nuestros ojos (¿será?) y no hay nada que hacer al respecto.