viernes, diciembre 10, 2004

yo tenía 10 perritos: primera parte (la sucesión de lo inevitable)

Muerte, creo que la primera vez que me di cuenta que iba a morir. Fue cuando tenía 5 años. Una ocasión extraña; de vacaciones en Puebla, mi madre hablaba extasiada de cómo mientras nos hospedábamos en casa de mi tía Raquel, podríamos observar los OVNIS desde el techo por la noche (aparentemente en ese momento había muchos avistamientos desde Puebla).

Mi madre hablaba de naves nodrizas, de intraterrestres malvados, de conspiración intergaláctica, de teoría de la panspermia, del caballo de Troya, de el fin de los días… todo, mientras yo me sacaba sangre de los dedos de tanto morderme las uñas por la ansiedad. Continuaba mi madre hablando del espacio, de la vida en otros lugares, de la venida de un Jesucristo yuppie extraterrestre en el Apocalipsis. El pensamiento me acechó: ¿tengo fecha de caducidad?, el fin del mundo, marcianitos malvados entre nosotros, ¡no voy a vivir para ver carros voladores! Y eso lo desencadenó todo, vagos recuerdos, la escalera enorme de la casona de mi tía, fantasía de Disney antes de dormir, y la bala inesquivable apuntando a mis sienes. Mientras, mi mamá alababa a los centauros homosexuales de la pantalla, si claro yo moriría, igual la música es buena; quizás no hoy, quizás no mañana, o quizás si, mañana.

No dormí esa noche, y recuerdo esos días en Puebla con tonos sombríos y malolientes. La noche no acabo por una semana. Solo después de esos días y tras estar de vuelta en casa, la oscuridad se retiró. La muerte estuvo jugando conmigo, me torturó, me hizo ver que tan finito soy dimensionalmente (digo, vivo poco y no estoy tan gordo). Pero igual, si no trasciendo y no tengo certeza de seguir existiendo en un afterlife, mínimo existo a sabiendas de que no conozco el final y de que no hay certeza de que mis pensamientos no queden grabados en una nube de electrones en algún lugar del universo.

Al final llegarán los OVNIS del Apocalipsis y Jesucristo tendra la lista de los agraciados en su pocket PC, marcianitos dominarán la tierra, serpientes nos comerán el hígado y habrá que correr entre los círculos, pero al fin, eso no lo verán nuestros ojos (¿será?) y no hay nada que hacer al respecto.

viernes, noviembre 19, 2004

huh?, really?

En lo referente a la encuesta del 17 de noviembre respecto sexo (biológico, orientación, brianmolko, etc.) de esta persona:

Los resultados de la encuesta que 10 gentes fueron tan amables de contestar, quedaron como sigue:

La fotografía fue obtenida del sitio www.sorryeverybody.com, y dados los resultados de la encuesta la incógnita persiste. Gracias a Ulises y a Ángela por la pregunta original. Y como dijo mi amiga Alma "a mi me parece hombre, porque me gustan los hombres".

lunes, noviembre 15, 2004

mira que no sólo yo lo digo

Alan: Gods don't die.
Dr. Dysart: Oh yes they do.
Equus


domingo, noviembre 14, 2004

el lado oscuro de mi comadre

Conchita le dijo al Ramón, que al suspiro se encontró al Melitón y al Ramiro, el Rubén los escuchaba, y poco despues le contaba al Rodrigo. Rodrigo le dijo a la Patricia y esta se lo comunicó a la Alicia. Licha se lo menciono a la Lupe y esta entre suspiros lo balbuceó a José Guadalupe. El Lupe se lo dijo al Juanelo que fue a mencionárselo al Marcelo. El Marcelo vació su comentario en la Graciela que le dijo a la Samuela, la pobre no sabía que ella misma ya estaba muerta, podrida e infecta con salmonella.

viernes, noviembre 12, 2004

y si nos robaran todas las luces, sonidos y olores

Tendríamos que hacernos más agujeros en la cabeza, igual; pronto los llenaríamos con más laberintos.

suspiro

"La esperanza, esa Palmira gorda"...

martes, noviembre 09, 2004

end-of-the-world

Muerto de miedo, aquí atascado, no hay que preocuparse por nadie más que uno mismo. No es un fenómeno del clima o social, se esta vengando, está jugando matatenas y el mundo es la pelota.

Divertido ver como todos salen volando y luego se estrellan contra el suelo. Ah, un coctail el universo, venga, un torbellino de estrellas…

Llevo horas debajo del sofá, y ya estoy harto de ver los cuerpos estrellarse contra el techo y contra el suelo, y yo, atascado. Curioso como las cosas no se despegan del suelo, pero Victoria lleva ya buen rato de ser tres tercios, embarrándose por todas partes como siempre.

Ya es de noche, se ven unas estrellas embarradas, formando líneas azarosas como pong de 43409231 jugadores. La luna viene y va, empujada por las estrellas como el gordito en secundaria.

Me despierto, ya no hay estrellas, ya no hay luna, ya no hay Victoria.

jueves, noviembre 04, 2004

eatstars



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shit happens!

Y bien, de nuevo viene mi delirio de persecución a ocasionarme problemas, o como dice Tö: "es que eres una nena". No quiero embarrar con mierda una situación venturosa, no quiero perder buenos amigos, no quiero inventar situaciones adversas hipotéticas y empujar hasta que se vuelven realidad. Ya hice mi berrinche y ya me enojé contigo, no me arrepiento.

En fin, ya sabes que contigo no me puedo enojar por mucho. Siento que se me sale el veneno, aunque insiste en dejarte un recadito antes de expirar:

Y al final, el amor que tomas es igual al amor que haces.
John Lennon, 1969

martes, noviembre 02, 2004

números negativos

Enlisto cosas que me desagradan. Esta lista no está completa en lo absoluto.


  • pandas en extinción
  • todo termina en el suelo
  • agujero en el ozono
  • dolor de cabeza
  • puertas sin llave
  • negación contundente
  • niños con hambre
  • tierra sin árboles
  • libros viejos sin hojas
  • atardeceres mugrientos
  • miedo a la oscuridad
  • una cuerda rota
  • sangre en el pañuelo
  • pingüinos
  • capoeira
  • payasos
  • círculos incompletos
  • horas de salida
  • fanatismo religioso
  • pepsi
  • calor seco
  • despedidas
  • despedidas
  • despedidas
  • la expresión "Dios te ama"
  • finales
  • mi actitud autodestructiva

lunes, noviembre 01, 2004

you drink a lot of coffee for a teenager


Acabó octubre, que bueno. Ya me dolía la espalda de estar tanto tiempo escondido bajo esta piedra.


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domingo, octubre 31, 2004

spotlight: colegiala japonesa imaginaria

Tengan miedo. La paranoia te acecha antes de que siquiera pienses.

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lunes, octubre 25, 2004

fábulas del manicomio II: razones, pasiones y convulsiones

Y Mónica siguió platicando con el Pepillo, -una conversación tan profunda como un charco-. Pero no importaba, digo, se tenían el uno al otro y aunque todo estuviera forzado nada se rompía.

Despierta Mónica con el otro a su lado, habían pasado unas horas ya. Y aunque no hablaban, la conversación SEGUÍA IGUAL DE PROFUNDA, chingado, extraño, muy extraño este sabor metálico en la boca.

Despierta el Pepillo y creía llamarse “el Pepino” (cuantos golpes en la cabeza), hmm volvió a su posición parasitaria y continúo su labor.

Despierta Mónica, ahora es evidente, el subnormal se tragó su lengua, to-di-ta. Que tristeza que miseria, todo parecía tan… (¡bop!)

Despierta Mónica, que felicidad, ¿que hacía yo hace un instante?, poco importa.

domingo, octubre 24, 2004

insolente enano

Y no tengo escape, estoy en la palma de tu mano.
Aprieta, vamos, mis ojos se van a saltar.
Aprieta, vamos, ya no puedo respirar.
Pero ya no puedes apretar más.
La ira te hierve las tripas.
Mi cara se pone roja, tus dedos me van a hacer explotar.
Y no puedes apretar más.
Tu puño comienza a sudar.

Al menos la mano embarrada te va a quedar.

martes, octubre 12, 2004

JC action figure: throw the first stone!

http://www.jesus-christ-action-figure.com

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jueves, septiembre 30, 2004

sueño entre los flujos de estrellas

Me encontraba ahí, navegando el cosmos. Una mujer con el pecho abierto frente a mí, su corazón en mis manos. Yo con la boca abierta y los ojos en las estrellas -buen momento para olvidar cómo hacer cirugía a corazón abierto-. Es una habitación de paredes de plástico blanco, con una pequeña ventana redonda en el fondo enmarcando el espacio exterior. No todo es blanco y negro, pero si de tonos intermedios. La mujer a mi lado parece estar extrañada de que yo detenga el procedimiento. La dama de apariencia étnica mexicana se llama Claudia, nacida y criada en Alemania. Ella me auxiliaba en la operación. Continúo obnubilado, mis ideas secuestradas no conformes con haberme abandonado ahora se vuelven en mi contra. Claudia me observa con una mirada inquisitiva y decide esperar a que me vuelva el alma.


Abruptamente un pequeño simio salta, me arrebata en un suspiro el corazón de las manos y corre hacia fuera de la habitación. Estoy de vuelta en este plano. Volteo a ver a Claudia con indignación, haciendo a mi subordinada un claro ademán para que vaya, destace al maldito macaco y traiga de vuelta el corazón, no hay tiempo. Claudia me lanza una mirada severa, se voltea y permanece sentada observando volverse azules las entrañas del cuerpo sangrante frente a ella.


Me tiemblan las manos, la muerte acecha mientras yo me muevo entre las cámaras de la nave completamente vacía. Mis manos cubiertas de sangre manchaban las paredes de los túneles con un rojo brillante fuera del espectro de esta realidad. Contrastan tanto en este mundo gris. Los techos tan bajos, hacían que correr fuese algo cómico y muy doloroso. Sigo los rastros carmesí que deja a su paso la bola de pelos, estoy cerca, y completamente desesperado, si no regreso el corazón a su lugar pronto… para que complicarse con explicaciones.


Entro a la cabina de control y recorro con los ojos toda su extensión: paredes de plástico, botones brillantes, sillas de plástico y una ventana enorme con la oscuridad absoluta del otro lado. La habitación está completamente vacía, excepto por el maldito vestigio evolutivo que está sobre el respaldo de una silla. Él me sonríe (como sonríen los changuitos), me acerco, pero él se queda calmadito, tranquilo, quieto. Tomo el corazón entre mis manos. Y comienzo a observar la ventana enorme que enmarca el espacio. El resto, el resto son puras estrellas.

martes, septiembre 28, 2004

pesadilla

Salgo corriendo, me persiguen todos con sus malditos documentos, formularios y contratos; el fraude esta hecho, el dinero perdido y la culpa la tengo toda encima. Me persiguen auditores, abogados y secretarias – Cristo, ¿que hice para encabronarlos tanto?-.

Paso abruptamente la calle sin fijarme a los dos lados, no me atropellan, pero se llevaron a dos viejitas con pelo rojo artificialoide y a una sexosecretaria en una carambola de 6 automóviles. Sigo corriendo, pero nunca fui bueno para estas cosas y casi me caigo tras tropezar con una botella. Se me aproxima un abogado con cara de Satanás – mierda, ¿si es él?-. Me saluda con una sonrisota, una palmada en el hombro y se mete a un edificio.

Demonios, ahora me lanzan engrapadoras, maquinas de escribir y como duelen los ligazos. Sigo corriendo me arde el respirar, me arde el pensar. De alguna manera meto la mano en el bolsillo de mi saco y encuentro un papel – las tripas me atacan de nuevo-, al parecer esta factura comprueba que yo…

domingo, septiembre 26, 2004

I was once a wooden boy

Llega un anciano a las puertas del paraíso.

- Dime tu nombre hijo mío.
- No lo recuerdo, lo siento.
- No te preocupes, traeré al altísimo, pues el conoce a todas las ovejas de su rebaño.

Aparece una luz cegadora y tras de ella quien esperan. Este le habla al anciano.

- Hijo mío, dime tu nombre.
- Mi señor, no lo recuerdo.
- Descuida, pero dime ¿qué es lo que recuerdas?
- Recuerdo que mi oficio era carpintero y que tuve un hijo producto de un milagro
- Pa.. paa ¿padre?
- Pi.. pi.. ¿Pinocho?

domingo, septiembre 19, 2004

melancolía: la infancia que se fué y no volverá



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miércoles, septiembre 15, 2004

fábulas del manicomio I: las armas secretas

Marina miraba como Mauricio masticaba metal. Los ojos perdidos en todo el espectro de maravillas y mundos alternos para los que alcanzaba la pared amarillenta frente a ella. Habían estado sentados ahí por ya más de tres horas, esperando; cuatro paredes, dos sillones encontrados, una mesita entre ambos, ventana, persiana y una planta de plástico. Al principio, al menos en términos de Marina, habían tenido una buena discusión; eventualmente el divagar absurdo de ambos terminó por confundirlos hasta que ninguno de los dos pudo seguir el hilo a sus propias ideas Ahora, perdidos, los dos permanecían en silencio.

Mauricio se encontraba sentado en un sillón y Marina en el otro, mirándose fijamente, ambos hipnotizados por el constante chasquido de babas que producía la boca de Mauricio mientras masticaba una bala.
La masticaba todos los días incansablemente, siempre babeándose a sí mismo y produciendo esos insoportables chasquidos; nadie lo molestaba al respecto; nunca a él y nunca a su afición de masticar ese pedazo de plomo. Marina no podía evitar pensar como la bala en que Mauricio hundía los dientes debía de tener las entrañas tan podridas que para este entonces serían una cremosa sustancia verde. Nada más que el metal aplastado podría haber difuminado el dolor que sentía en esos años tirado en la cama. La bala, regalo de cualquier sin nombre, era aplastada, comprimida y deformada por los dientes de Mauricio cada vez que los dolores de aquel entonces lo apuñalaban… lejos estaban ya esos días, ahora simplemente masticaba la pieza de metal por traer algo en la boca, además de la sarta de estupideces características de su ya ni tan querida persona.

Las horas continuaban pasando y ahora Mauricio midió a Marina con la mirada, la rígida sonrisa nerviosa plasmada en su cara cachetona y temblorina, la regordeta figura que siempre anunciaba su presencia desde el horizonte, su caminar apresurado, el movimiento de sus brazos como intentando sostener todo lo que se podría caer, sus ojos hundidos y atentos, antes tan llenos de posibilidades, ahora sólo repasando la silueta de cada objeto de la habitación incansablemente. Espera, aguarda, expecta.

Marina alguna vez había sido un ser muy diferente al de ahora, el miedo no la acosaba antes. Marina siempre con su espíritu de aventura/discordia/curiosidaddelgato(ahora muerto), el mismo espíritu que cuando niña la empujaba a cometer cualquier cosa que se le viniera a la mente, preguntar cualquier pregunta indiscreta, a cuestionar cualquier idea en otros amputada. Una niña revoltosa, siempre embarrada de mocos, siempre susceptible a sus propias ganas de intentar lo que simplemente nadie mas hacía: tomar 14 vasos de agua uno tras otro, comer queso con limón, elevarse y golpearse con el techo: “a ver que pasa”. El mismo espíritu que le hizo rasparse las rodillas, picarse los ojos e hizo enfurecer a adultos con antagonismos totalmente coherentes; esa era Marina, era. Hasta el día en que ya no fue, desde entonces doña Antonieta acompañaba a Marina, siempre a su lado y siempre dándole recomendaciones sobre una vida prudente.

Mauricio reconoció el sonido que cada día durante el tiempo que había estado recluido en ese edificio escuchaba a la misma hora, – son las seis -, se le revolvieron las tripas. Marina ni siquiera notó el sonido, ahora había quitado su mirada del cuarto y seguía cada mota de polvo a contraluz que a su ver describía patrones bastante coherentes.

Mauricio se levantó de su asiento con un brinco escandaloso rompiendo el ritmo, luego se sentó ceremoniosamente; Marina lo regañó, ¿por qué él habría de asustarla cuantas veces tuviera la oportunidad?, Mauricio la ignoraba, se limitaba a pensar en su idea –escaparía, explotaría, todos se conmocionarían- un día mas ya no era razonable, no, ya no más; libertad; era casi demasiado perfecta, le quitaba el sabor a fierro de la boca y lo reemplazaba por la dulzura de la realización, como nieve de vainilla y catsup. Marina miraba como Mauricio observaba cuidadosamente la bala, moviéndola entre sus dedos y luego poniéndola de vuelta en su boca.

Doña Antonieta le comentaba a Marina acerca de los eventos importantes que ahora aquejaban a nuestra nación y como ella debía de interesarse por conocer más acerca de los acontecimientos trascendentes que transformaban nuestras vidas a diario; con las mismas palabras con las que se lo venia diciendo desde hace años y años, días y días, e incluso, hace un ratito. Por supuesto Marina la escuchó solícitamente, doña Antonieta nunca se callaba, nunca ni por un segundo y por más que la pobre Marina suplicaba silencio ella nunca cesaba y Marina siempre la escuchaba –podría decir algo importante- … siempre con su voz chillona y respiración forzada. Marina devolvió su mirada a la luz que se colaba por la ventana, pensaba en el ruido que ahora colmaba la habitación, era un estruendo, sintió miedo, miedo no del que hace cerrar los ojos, sino miedo del que no deja abrirlos, el corazón se le exprimía, además del fétido olor que ahora la atacaba hasta sacarle lagrimas, aún así Doña Antonieta seguía en su cacareo.

Marina apreció el ambiente tranquilo y silencioso que ahora reemplazaba los chasquidos de saliva y el constante rumiar de su interlocutor material. Se llenó de fuerza, Marina se sintió por un instante como la infante revolcada en lodo que algún día fue; pudo sentir como sus parpados abrían el telón de la realidad. Se vio contenta. Observó las ideas de Mauricio plasmadas en la pared, en ese momento Doña Antonieta se levantó y dio el portazo indignada, por supuesto.

martes, septiembre 07, 2004

cavilando: debajo de la cama

Piso
Techo
Aire
Piso
Cemento
Suelo
Subsuelo
Un dinosaurio
Más subsuelo
Más subsuelo
Tierra caliente
Extremadamente caliente
Tierra caliente
Subsuelo
Más subsuelo
Más subsuelo
Suelo
Un árbol
El cielo
Electricidad de la que mueve pensamientos
El espacio
El Sol
Más espacio
Posibilidades.

jueves, agosto 19, 2004

lo contrario de explotar

Describo exactamente lo que se siente ser yo, siendo las 9:46 PM de un 19 de agosto.

Sed.
Ojos pesados.
Estómago (lo mismo de siempre, yo y mi amada quemadura química).
Manos adoloridas, creo que ya no me llega la sangre.
Orejas, pesadas, tengo los audífonos puestos.
Piernas cruzadas una sobre otra, la izquierda con un calambre.
Frío en el pie derecho que descansa sobre la pierna izquierda.
Incertidumbre.
Desgano.
Aburrimiento.
Ansiedad, un par de enciclopedias por leer.
Esperanza, aunque creo que es la que hace particularmente más árida a la agonía.
ME VOY PARA ATRÁS (regreso, escribo esta línea).
Siento que los huesos se me clavan en el trasero, mejor me levanto.

lunes, agosto 09, 2004

relato musical en 4 movimientos (la gente que disfruta golpear cosas)

largo: Policarpia es agredida con una baqueta por un ser con aureola.

prestísimo: Policarpia observa y es observada en acto reciproco, por un anillo con gorra. Sangre, costra y cicatriz.

Allegro con fuoco: Policarpia retoza feliz con una ametralladora. Los tiempos buenos se acaban, pero la ametralladora presta una constante matemática.

ralentando, decrescendo a pianissimo

Policarpia ve a Anamaria caminando sobre los cables de la corriente, la sigue.

jueves, julio 29, 2004

¡peligro!

Yo solo veía mis agujetas, comienza a agobiarme el olor a salsa de la semana pasada. Trato de despejarme, subo la cabeza recorriendo una serie de numeritos invertidos sobre el horizonte impresionista; aunque batallo para leerlos porque estoy teniendo problemas para mantenerme de pie en estas cosas plateadas, a duras penas puedo sostenerme con las manos entre las 4 paredes transparentes, arriba, el techo es negro con un gran cúpula hinchada de luz sobre mi cabeza – se siente la divinidad -.

No puedo evitar sentir algo de familiaridad con mi entorno, con lo que se respira, pero no puedo distinguirlo del todo.

Se abre la cúpula del techo, y yo extiendo mis brazos y levanto la mirada esperando recibir la redención; pero en vez de la redención, fui embarrado con un huevo, y mi bautismo no termina ahí, fui por poco aplastado por una taza de hielo, perfumado con dos cucharaditas de vainilla, polveado con 2 cucharadas copeteadas de chocomilk y abrumado por un plátano entero hecho rodajas, servicio completo.

Comienza la tortura, lentamente empiezo a naufragar en un mar de leche; los olores se vuelven cada vez mas insoportables, sobre todo la vainilla ¡arde la desgraciada!

Se cierra la cúpula, yo para entonces he tomado como salvavidas un cubo de hielo, que aunque me quema los cachetes, me evita ser absorbido por la realidad… súbitamente, esa tarea se vuelve algo mucho más difícil de cumplir. Un estruendo y todo gira, mi alrededor comienza a volverse cada vez homogéneo – un hilo rojo en el torbellino –, grito de dolor, pero el estruendo es demasiado fuerte y todo se esta combinando en un menjurge homogéneo. Incluso yo terminé siendo homogéneo.

lunes, julio 26, 2004

metamorfosis

Judith y Ricardo daban vueltas en un abrazo, lento, relajado, casi letárgico. Formas danzaban a sus alrededores, pajaritos, florecitas, maripositas, luces como foquitos de colores en navidad. Zumbidos, chasquidos, todo se oía como si los sonidos fueran ligas siendo estiradas. La energía que los mantenía juntos estaba desapareciendo, Judith toca el suelo, seguido de esto Ricardo se sienta. El frío lastima, los dedos se ponen morados y los respiros se vuelven sucesivamente mas cansados. Todo cobra sentido, las luces brillan mas, como pequeños soles, los sonidos se estiran hasta que la liga se pone blanca. Ricardo se deja caer, Judith se recuesta a su lado tomándole de la mano; con sus últimas fuerzas  trata de sonreír, pero termina enseñando sus dientes en una sonrisa incompleta.

- revienta la liga, se funde el foco -


Flotan los dos sobre sus capullos. Ahora ya no son gusanos.

lindos pantalones


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miércoles, julio 21, 2004

hacer las cosas bien

Anamaria, masticaba estrellas y observaba su cereal, hablaba por la pala y cavaba el teléfono, respiraba pintura y untaba las paredes con aire, se vestía con columpios y se columpiaba en su ropa. Por supuesto Anamaria estaba -inserte adjetivo aquí-, y no sabia que hacer las cosas de esa manera estaba prohibido.

domingo, julio 18, 2004

a love story

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miércoles, julio 14, 2004

un hermanito de Gregorio Samsa

No necesitas dejar tu cuarto,
mantente sentado a tu mesa y escucha,
no necesitas siquiera escuchar,
simplemente espera,
no necesitas siquiera esperar,
simplemente aprende a volverte silencioso, quieto y solitario,
el mundo se te ofrecerá gratuitamente para que lo desenmascares,
no tiene opción,
rodará en éxtasis a tus pies.


Franz Kafka


Este pensamiento, se encontraba escondido escrito en un papel pegado bajo el dibujo de una bailarina obesa que a su vez estaba pegado en la pared de mi cuarto. El papelito se encontraba originalmente separando las páginas de un libro de frases latinas, regalo de una tía. Hasta la fecha no se si el papel estaba ahí accidental o deliberadamente.

lunes, julio 12, 2004

de noche

Yo seguía, mi paso apresurado, el se apresuraba de igual manera, oía su respiración, sus pasos, junto a los míos. Crujía la tierra, pedacitos de piedra saltaban conforme mis pasos rapiditos los aplastaban contra el suelo y luego las liberaban. Estrellitas en el cielo brillando, yo estaba aterrorizado, quería distraerme. El individuo me aborda, -el reloj, quítatelo a la verga-. Figuras, pasan por la mente, mi madre, chismes, algunas voces “nunca…” ; ya no hay mente para la ideas, respiros que me lijan los pulmones, acido que me quema las tripas y sangre que fluye a la cabeza.

Bien, aquí me encuentro, rato después, sobre las piedrecitas que ya no saltan; con el orgullo fracturado, lagrimas en la cara, babas en las comisuras de le boca, el puño cerrado, adolorido; pero lo que mas me duele es este cuchillo clavado en mi espalda.

viernes, julio 09, 2004

bien podrían incluirlo

Resucitó al tercero, y todo fue fabuloso. Bajaba por la colina, con pasos seguros, luego pasos no tan seguros, malo que había muchas piedras filosas al pie de la loma. Llevamos dos días esperando.

viernes, julio 02, 2004

Anamaria, omni festinatione

A n a m a r i a p a s e a b a d a n d o c a b r i o l a s p o r e l c a m i n o e m p e d r a d o o l i e n d o e l p e r f u m e d e l a s f l o r e s q u e s e a m o n t o n a b a n a l o s l a d o s d e l s e n d e r o e l s o l b r i l l a b a y e l v i e n t o f r e s c o d e u n a t a r d e d e p r i m a v e r a l l e n a b a d e e s p e r a n z a s u c o r a z ó n . 

-Anamaria era muy feliz-


Anamariatropezoseyse r  o  m  p  i  ó  l  a  p  i  e  r  n  a.  A  n  a  m  a  r  i  a  s  e  d  e  s  a  n  g  r  a  b  a  p  o  r  l  a  p  i  e  l  p  e  r  f  o  r  a  d  a  S  E  N  T  Í  A  l  a  s  a  s  t  i  l  l  a  s  d  e  l   h  u  e  s  o. Anamarianoerafeliz.

jueves, julio 01, 2004

cercena el ojo físico

Desde que nacemos podemos ver las cartas sobre la mesa, la realidad desnuda, cruda y perceptible. Y por supuesto diosito esta moviendo los hilos de todos junto con santoclós y el ratón de los dientes. Claro, esto funciona bien, bajo la premisa fundamental de que nosotros podemos entender la realidad. ¿Qué tanto sentido tiene esto?, digo, la mente humana es el sistema de flujo de información más potente conocido actualmente; con su capacidad creadora, su capacidad de razonar y la más importante: su capacidad de no razonar.

OK, porque digo que dudo que la realidad que vemos sea la verdadera, sin pretender igualarme a los pensadores que conozco y no conozco, usemos un ejemplo (propuesto por Sagan, según me han dicho): Supongamos que nuestra realidad de tres dimensiones es en realidad de 2, cada uno de nosotros es un puntito en el plano cartesiano. El hecho de que nuestra realidad sea de 2 dimensiones implica que nuestra mente y sentidos estarían adaptados para funcionar en ellas (solamente dos). Ahora, en nuestro mundo de puntitos penetra un ser tridimensional, ¿qué pasa?

Lo cierto es que el ser tridimensional sería totalmente imperceptible, engañosamente o falsamente perceptible o inconcebible del todo. Inconcebible, nuestra mente evolutivamente formada para alimentarnos, divertirnos y mantenernos vivos no entendería a esta manifestación mas allá de sus tentáculos.

No lo entendería, esto implica que de alguna manera yo podría tener a un extraterrestre pentadimensional platicándome de su mundo de más de 7 colores y lo estaría ignorando por completo, digo “simplemente no te veo ET”. Toda esta idea nos sugiere que la realidad que percibimos, es solo la cantidad necesaria de realidad que necesitamos para existir. “Déle 20 mg de realidad al día, no mas”.

Bueno, y que nos dicen los cientificos humanos respecto a esto:

En cuanto a lo que a realidad se refieren las leyes matemáticas, no son ciertas. Con respecto a su certeza , no son reales.

Albert Einstein



¿Que hay debajo de tu cama?, mejor no contestes tan pronto.

miércoles, junio 30, 2004

principios, finales y los espacios entre los dientes

Recuerdo un día que hablaba con un amigo acerca de los eventos, sus principios y finales. “A mi me gustan los atardeceres” decía mi interlocutor, “es interesante ver como es el drama del final del día”, nos moriremos maquillados, pues.

Personalmente, tengo conciencia de mi aversión a los atardeceres desde los 5 años o menos: recuerdo como iba a bordo de un automóvil que se movía dentro de un túnel oscuro; yo observaba las luces del túnel, abruptamente el automóvil sale del túnel y veo entre muchos eucaliptos al sol “acostándose a dormir” podía ver la gran cabezota con un cuerpo de polígonos multicolores y un gorro de dormir caricaturesco usando de cama al horizonte y despidiéndose de mi con la sonrisa de pasta de dientes que realmente los hacia brillar: brillo + niño que comió en la calle, agite en un vehiculo en movimiento, me ahorro el regurgitante final.

Prefiero los principios, siempre es refrescante ver el principio de algo: una mala película, un libro viejo sin la última pagina, un abrazo, un cuaderno con puras rayas que quieren que escribas sobre ellas, de un la 440 que nunca podrás afinar. Nuevo, es el concepto, es la novedad, son las posibilidades; miles de boletos y solo uno ganador, aun así, ahí esta la posibilidad. Por supuesto un principio siempre implica muchos otros principios que jamás podrán ser, entonces, si, desde antes estaba perdido.

Por supuesto, los principios y los finales, se comen la cola uno a otro, digo, suena grotesco, pero la eternidad esta por todas partes, recordándote lo desechable y eterno que eres, brats you spawned to replace yourself. El símbolo esta en todo el mundo en todas las eras: los indígenas de México, ometeotl (dos serpientes mordiéndose sus posteriores mutuamente), la lemniscata de Bernoulli ∞, el ahora tan plurivalente ying yang y gansito marinela “recuerdame”.

Es verdad, estas respirando el aire que probablemente respiro Isaac Newton, el refresco que te tomas podría ser agua que en algún momento orinaste, la electricidad de tu cerebro puede ser la misma que encendió el primer foco, el cáncer que te esta carcomiendo el hueso puede ser el pecado original, y si, esas pastillas ya estaban caducas.

Principios, finales, ciclos y el equilibrio que finalmente va a venir asesinándonos, tal cual nos creó un universo y nos hizo a nosotros. Vuelvo de nuevo a esa tarde de mi niñez, el Sol se oculta y mi madre me recuerda “¡¿ya hiciste la tarea!?”.

 

Finales o principios, será hasta entonces.