martes, septiembre 28, 2004

pesadilla

Salgo corriendo, me persiguen todos con sus malditos documentos, formularios y contratos; el fraude esta hecho, el dinero perdido y la culpa la tengo toda encima. Me persiguen auditores, abogados y secretarias – Cristo, ¿que hice para encabronarlos tanto?-.

Paso abruptamente la calle sin fijarme a los dos lados, no me atropellan, pero se llevaron a dos viejitas con pelo rojo artificialoide y a una sexosecretaria en una carambola de 6 automóviles. Sigo corriendo, pero nunca fui bueno para estas cosas y casi me caigo tras tropezar con una botella. Se me aproxima un abogado con cara de Satanás – mierda, ¿si es él?-. Me saluda con una sonrisota, una palmada en el hombro y se mete a un edificio.

Demonios, ahora me lanzan engrapadoras, maquinas de escribir y como duelen los ligazos. Sigo corriendo me arde el respirar, me arde el pensar. De alguna manera meto la mano en el bolsillo de mi saco y encuentro un papel – las tripas me atacan de nuevo-, al parecer esta factura comprueba que yo…

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