viernes, mayo 25, 2007

malas mitades

En general soy altamente susceptible a todo:
  • Alcohol: 2 cervezas me alegran, 3 me embriagan, 4 ¡MAMBO!
  • Engaño: prácticamente me creo cualquier patraña.
  • Medicamentos: pasé primaveras enteras inconciente al lado de mi caja de kleenex gracias a mi alergia y a los antihistamínicos.
  • Picante: sólo puedo comer chile desde hace unos cuantos meses y el día que llego hacerlo implica tomar cantidades industriales de liquido y antiácidos.
Ninguna de estas situaciones le son particularmente aparentes a cualquiera, con excepción de una: nunca me fumo un cigarro completo, fumo lo hasta que el humo me deja de saber bien y descarto el cigarro. No sería problema para nadie si no fuera porque cada que un fumador me observa hacer esto por primera vez se escandaliza (léase dramafuck, bitchfit, ataque de nervios, etc), convoca a todos los fumadores en los alrededores a verme, y luego comienzan a cuestionarme, sin faltar un tembloroso adicto del grupo que se arroja al suelo a recojer “la parte mala”.

Y que se yó, será que me mareo si me fumo uno completo, será que el altísimo quiere llevarme por el camino de los cigarros ultradelgados , será que mis colegas fumadores me han acostumbrado a lo fumar mas de meido, será que no tengo naturaleza adictiva -ajá-, será que últimamente me da por dejar todo a medias.

Lo cierto es que la alta susceptibilidad a cualquier cosa siempre hace que embriagarme pueda ser cosa de menos de 30 pesos, que ahora ya no tomo antihistamínicos para la alergia, que prefiero ser engañado que engañar y que siempre hay alguien dispuesto a compartir medio cigarro.

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